Nuestras escuelas públicas primarias y secundarias son donde los estudiantes jóvenes pasan la mayor parte del tiempo fuera de sus hogares y deben ser un lugar donde se los nutra, se les desafíe a crecer y se les apoye. Sin embargo, las escuelas públicas de la ciudad de Nueva York siguen estando entre las más segregadas y desiguales de la nación. Demasiadas de nuestras escuelas carecen de recursos suficientes y están superpobladas y muchas hacen que los estudiantes se sientan inseguros al hacer cumplir políticas disciplinarias racialmente injustas. Los estudiantes de color, los estudiantes con necesidades especiales y los estudiantes con diversos antecedentes lingüísticos continúan careciendo de los recursos y la atención adecuados.

Nuestro sistema de universidades públicas, la City University of New York (CUNY), debe garantizar que las personas de color de la clase trabajadora, los nuevos inmigrantes y los estudiantes universitarios de primera generación puedan acceder a una educación universitaria asequible de alta calidad. Sin embargo, la desinversión del estado y la ciudad en CUNY ha resultado en clases más grandes, matrículas y tarifas cada vez más inasequibles y una infraestructura en ruinas que pone en riesgo a estudiantes y trabajadores. La Ciudad tiene la capacidad de reasignar fondos para hacer que las escuelas de CUNY sean gratuitas e invertir en programas que reflejen nuestros valores y esperanzas para nuestros sistemas de educación pública.

COVID-19 ha exacerbado las desigualdades existentes dentro de nuestras escuelas públicas y ha privado aún más de sus derechos a los estudiantes con necesidades especiales, los estudiantes multilingües y aquellos con inseguridad alimentaria y de vivienda. El cambio al aprendizaje a distancia ha tenido un impacto en todos los estudiantes y sus familias, especialmente en aquellos que carecen de acceso a Internet y dispositivos tecnológicos.

Al abogar por la educación pública, debemos abordar la desinversión racial y económica de décadas que nuestros estudiantes de color y neoyorquinos de bajos ingresos han tenido que soportar. Lucharé para asegurarme de que nuestras escuelas y universidades públicas reciban los recursos que necesitan. Centraré e involucraré a las familias y los grupos comunitarios locales que trabajan por la justicia educativa para lograr un sistema de educación pública más racialmente justo. Necesitamos reinventar un sistema de educación pública que realmente aborde generaciones de inequidad racial; desmantela la tubería de la escuela a la prisión; y valora la neurodiversidad, la diversidad lingüística y apoya a todos los maestros y trabajadores de la educación.

Me comprometo a: